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sábado, 24 de noviembre de 2007

Poemas de Paz Molina

Historia de ángeles I


Entonces fue que el ángel se acercó y dijo:

tendrás sed de mi carne y vagarás hambriento.

Luego, haciendo ondular su oscura cabellera

se hundió en la incertidumbre de su concepto

Intentaba el ingenuo comprender los alcances del ángel

entre fiebre y bostezo, vagas contemplaciones;

pertinaz, sin embargo, se enfrascaba en conciertos

de incomprensible música, salvaje y presuntuosa

Tendrás sed de mi carne y vagarás hambriento.

Y su cadera trascendió la condición humana.

El Unico, obstinado, doblegó el idioma

y lo hizo parir la flecha.

Quiso luego ejercitar su arco inconfesable.

Premunido de un cóndor se dispuso a la barbarie.

Y no logró más quietud que un deambular inédito

por las inmediaciones del hastío.

Quiso luego la forma, cogió su flecha,

la cadera del ángel se apagaba a lo lejos

hacia ella apuntó con intención diabólica

y un alarido turbó la paz inadmisible.

Tendrás sed de mi carne y vagarás hambriento

dijo el Unico al Angel

y lo ensartó en el infinito.


Historia de ángeles II

Yo quiero una mujer para apagar mis ansias,

dijo el ángel, y un gesto obsceno le oscureció el semblante.

Estoy harto de alas y miriñaques,

ahora quiero deshonrar mi estirpe entumecida.

Quiero unos pechos vastos, formidables

en extensión incierta como pensamientos humanos;

que se hundan en ellos mis torpes manos pudibundas.

Mis antiguas plegarias han de ser besos y saliva.

Quiero una inconfesable lujuria.

Se subleva mi espíritu macilento

mi espalda sudorosa se inclina sobre un cuerpo

que parece ardorosa convulsión del infierno

Quiero un goce satánico

dos piernas que agonicen de estertor

y dos manos que perturben mi agónico sentido.

No recuerden mis cánticos.

Mis alas están yertas.

Tan sólo quiero una mujer

y su nefasta dulcedumbre.



Historia de ángeles III

He pecado se dijo el ángel y una

repentina oscuridad asomó a su mirada

(antes sus ojos eran dos alondras)

dos pájaros muertos se asomaron a sus ojos.

He pecado y debo aguardar mi castigo.

Mientras tanto

cavaré una tumba

para dos pájaros muertos.


Historia de ángeles IV

Vean, por el sendero sin retorno va un ángel ciego

Nadie llora por él, nadie lo nombra.

A veces, lentamente, gira su torso blanco,

y mira hacia nosotros con sus ojos vacíos.


Breve Reseña Bio-Bibliografica

Amada de la Paz Molina Venegas. Santiago de Chile, 1945. Poeta y profesora de talleres literarios. En 1982 publica su poemario Memorias de un Pájaro Asustado,Editorial Universitaria. En 1989 publica Noche Valleja, Editada por FlavioTranchino. El año 1994 publica Cantos de Ciega Editorial La Trastienda.

En 1996 publica Neruda aparta de mí esta sombra, Editorial Rumbos.

El año 2003 publica La Boca del Miedo, Editorial Linajes, México y el

año 2005, Verbosa Dama Súbita Editorial Apostrophes. Paz Molina es

miembro de la Sociedad de Escritores de Chile.

viernes, 12 de octubre de 2007

Del libro Palabra Peregrina -antología poética - 13 mujeres poetas de Chile en la senda de Gabriela

IMPETU Y CARICIAS


Voy a decirte

esas cosas que tal vez ignoras

o acaso en tu alma

en lo profundo y cierto de tu alma

aniden como niñas temerosas

y dulces

Tienes miedo quizás

de los tiempos que agitan nuestras sienes

en direcciones altas como soles

y diferentes signos en los ojos

Tienes miedo quizás de mi imprudencia

que como un tigre amable se comporta

suavizada en el lecho de tus brazos

Tienes miedo quizás de los espacios

que tejen sus caminos afanosos

por los cansados sueños de la mente

y giran y perduran

temibles en verdad como demonios

Pero te digo amor

no tengas miedo

que nazco cada día más incierta

más nueva y más temible que la aurora

más sabia y pequeña que tus miedos

más pura y más culpable que mi abismo

más hermosa y más honda que tu noche

Y crezco tan confiada en tu cariño

tan perfecta en el vuelo de tus goces

tan ajena a lo vasto de tu pecho

que me duele tenerte por distinto

de cuanto configura mi conciencia

de lo que asume forma sin tus manos

y convierte en castigo la inocencia

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Selección de Poesía de Paz Molina Venegas

Nota y selección: Lina Zerón

Paz Molina, poeta chilena. Ex-Presidenta de la Sociedad de Escritores de Chile. En su libro La Boca del Miedo, editado por Linajes Editores, podemos ver que su poesía es como una casa abierta donde cada uno de nosotros puede sentir y reflejarse en ella. Muchas veces cuando el poeta habla o escribe no siempre se entiende lo que dice porque la palabra está llena de silencios y vacíos pero en estos dos está el acontecer poético; es la condición esencial para que una poesía que se lee, también pueda ser escuchada: claridad y contundencia y Paz Molina consigue ambas cosas.


La boca del miedo


1

Hacia ti dirijo mi frente descabellada

apacentando dolores

Entre tus manos de príncipe marchito

cobijo mi tristeza de colegiala

La tarde es un recinto

maldito por la belleza

Acurrucada, te bendigo.



2

Somos los dioses impotentes

con nuestro intento de maravilla

La ancianidad es un espejo turbio

repleto de soles

El triunfo es una llave

sólo conocida por tu boca

maestro de melancolías

príncipe de dulce mirada

Te viajo y te conservo

inmaculado y lejos

con un deseo de vivirte

con un deseo de ser tu alma.



3

El amor también puede fruncir el ceño

arquitecto dulcísimo

Guardo para ti el mejor racimo

la verdadera vida

el sol naciente.



4



Estoy tejida en cárceles aladas

mi sombra es tu reflejo

cautiva de tus horas te dibujo

con mi pincel sombrío

Soy la boca del miedo vuelta risa

cuando me besas.



Los dedos de la suerte



1

¿Cómo definir aquello que nos impele

que nos hace rebotar contra el cielo

y devolvernos la conciencia?



¿Cómo ceñirnos la mirada justa

para alcanzar la profesión de sabios?



Yo quiero alejarme del mundo-puñalada

e instalarme a vivir en la jaula florida

de mi Pájaro Padre.



2

¿Qué desatino es este, fluye un sueño acullá,

tengo dominio lógico del verbo o acaso

este oficio dominante y promiscuo en el tejido

no viene siendo más que un nicho distinto

perversidad más noble?



Yo persisto en el afán incierto justamente

y me muevo claramente en los días.



Doy salud al precario que se inicia matinal

en mis símbolos

entonces le señalo la ventana mejor, la más abierta

para el día que corre para la noche que vuela

Tendremos embrujos memorables

y mantel largo.


3

Y ni siquiera un tango ni siquiera un diamante

un pan o discorola perdida

ni siquiera.



Luego, qué.

¿Derretirse tranquilo en un texto insumiso

o doblegarse entero?



4

Hay cosas que no sé. Me destituyen

Me ubican en espacios insufribles

Debo salir de aquí de cualquier forma

en el siguiente verso, pero es tarde.

Comentario- Memorias de un pájaro asustado

Memorias de un pájaro asustado

Aristóteles España

“Memorias de un Pájaro Asustado” de Paz Molina, un libro que debe ser reeditado, nos trae a la memoria el furor del lenguaje de Alfonsina Storni, Alejandra Pizarnik, Olga Acevedo, Stella Díaz Varín, las mejores de este tiempo y del otro...

Así se titula este libro de poemas de Paz Molina (Santiago, 1945) editado en 1982, es decir, hace 22 años y siempre vigente. Autora también de “Noche Valleja (1990) y “Cantos de Ciega” (1994), es una de las principales voces femeninas de Chile y una de las primeras en identificarse y cultivar la imagen del poeta como personaje, como ser que mira al vacío pero con la mente puesta en la historia y en el devenir del tiempo. “El poeta es un espécimen –dice Molina- que vive una dualidad o duplicidad, de tener que estar siempre dispuesto a vivir de cualquier cosa menos de la poesía. Esa forma de vida, siempre me interesó, aunque reconozco que puede ser desgarradora en algunos momentos de la vida”.

“Memorias de un Pájaro Asustado” es un libro revelador, lleno de instantes de plenitud donde el hablante usa máscaras para descifrar la angustia del hombre del siglo XX. No de otro tiempo. Sus textos son fieles a su pensamiento poético: la voz lírica no es la de “los escritores”; “los poetas están al otro lado de la escritura”, dice.

Interesante propuesta porque esta forma de abordar el lenguaje conlleva riesgos, saltos mortales, intentos de suicidio, caídas al vacío desde un despeñadero. Sobre todo cuando no hay talento, lo cual no es su caso. Paz Molina construye lugares míticos a partir de conversaciones con esos fantasmas de las duplicidades; transforma a esas máscaras de las que hablábamos en referentes de la nostalgia. La angustia de vivir una hora al cual no se pertenece.

En sus poemas se advierten los humus vallejeanos, las desolaciones mistralianas, pero no como influencias definitorias, sino como escenarios donde la escritora dibuja poéticamente, paso a paso, esos fantasmas aún vivos, de un corpus literario que alcanza toda la fuerza y el desgarro que la transformaron en la década del 80 en un ícono de la poesía escrita por mujeres en Chile. En su escritura hay olas de magia, la emoción no es un dogma como en otras escritoras de su generación, sino es sangre compartida, frenesí erótico, las palabras cobran significado a medida que enumera los rituales de la cultura en la que está inserta y a la cual rinde homenaje por la variedad de significados de las obras que contribuyeron a su formación y que le permiten seguir escribiendo, ya sea en Isla Negra o Santiago.

El año 1983 Paz Molina fue editora de poesía de la Revista “Huelén” que dirigió Hernán Ortega. Contribuyó desde sus páginas a dar a conocer a una pléyade de jóvenes poetas de norte a sur del país y rescató a Miguel Arteche como una voz ineludible para esos días complejos en que todo el sistema literario, o mejor dicho, el escenario poético chileno estaba dominado por la presencia de Nicanor Parra, Jorge Teillier, Enrique Lihn. Paz Molina nos habló de la religiosidad, de las vanguardias, del rescate de los vates que en las provincias daban a conocer su canto llenos de fuerza, en la adversidad total. Viajó, editó, difundió, sobre todo a las artistas mujeres que aún no tenían la presencia vigorosa que hoy poseen en la narrativa y la lírica nacional.

“Memorias de un Pájaro Asustado”, un libro que debe ser reeditado, nos trae a la memoria el furor del lenguaje de Alfonsina Storni, Alejandra Pizarnik, Olga Acevedo, Stella Díaz Varín, las mejores de este tiempo y del otro.